Considero que la Tierra está en peligro. Que contaminamos sus suelos y sus aguas con agroquímicos. Degradamos sus paisajes con sobrecarga de animales. Destruimos su diversidad para instalar monocultivos. Las abejas están en peligro de extinción por falta de néctar!!

En nuestra región patagónica la estepa está en vías de desertificación, nuestros lagos están contaminándose por negligencia de control sanitario  en las urbanizaciones, el avance de algunas exóticas (tanto en flora como en fauna) desplaza a las nativas de sus nichos ecológicos… y la lista continúa…

Podemos hacer algo desde nuestro lugar? Podemos colaborar en la solución de un problema tan grande?

Pues bien: sí, Podemos!!!

Si en cada pedacito de tierra que nos toca cuidar actuamos con responsabilidad y a favor de la restauración del ecosistema habremos hecho un gran aporte a la solución.

Nuestros parques y jardines pueden convertirse en reservorios de diversidad, en corredores ecológicos para la fauna y en usinas de néctar!

Hoy se sabe que la diversidad de vida natural que existe en el suelo (sí, en el suelo!) puede ser la salvación de la tierra.

  • En un solo gramo de suelo existen millones de individuos y varias miles de especies de bacterias.
  • En el suelo se encuentra el organismo con mayor expansión en la tierra, una sola colonia de hongos,  Armillaria ostoyae cubre alrededor de 9 km2 de área.

*Datos extraídos de FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) https://www.fao.org/soils-portal/soil-biodiversity/datosycifras/es/

Tenemos conciencia del daño que hacemos al mover un suelo? En transportar “tierra negra” de un sitio a otro?

Estamos destruyendo todo ese equilibrio que da vida y fertilidad a nuestro suelo. Porque la fertilidad está dada por los microorganismos que aportan nutrientes al sistema y no por productos químicos que podamos agregar nosotros.

El jardín subterráneo

Por suerte el suelo como sistema es bastante resiliente si actuamos rápido. Si rápidamente cubrimos el suelo con vegetación, las raíces y sus exudados fotosintéticos comenzarán la tarea de restauración, los microorganismos colonizarán y la estructura del suelo comenzará a surgir. La fertilidad aparece y con ella la exuberancia de las flores, el zumbido de polinizadores, los aromas, los colibríes… el Edén!

Si pensamos las urbanizaciones como corredores ecológicos con continuidad en los cercos linderos la fauna nativa podría circular y encontrar refugio.

Si pensamos nuestros jardines como parte de un ecosistema estaremos haciendo un gran aporte ecológico para salvar a nuestra Tierra.

Desde esta óptica planteo mis intervenciones en el paisaje, teniendo en cuenta siempre que mi mano sólo se moverá si es para SANAR LA TIERRA.